lunes, 12 de octubre de 2009

2a inmersión

Volvemos a sumergirnos, después de un permiso de tres días. El capitán nos pide que lo atemos al periscopio, que tiene que escuchar a las sirenas sin sucumbir a su hechizo. De nada sirven nuestras advertencias.
- antes de escucharlas, una de dos, o se ahoga o pilla una otitis de cachalote.
De sus delirios emana un fuerte a tufo a alcohol. Debe de haber vuelto a discutir con su mujer, la cual murió hace ya quince años pero lo espera en la primera taberna de cualquier puerto en el que atracamos. Lo tranquilizamos y como la imagen del burro tras la zanahoria atada a una cuerda, él camina hacia su camarote tras el rastro de ron que le ofrecemos de la vieja botella del aun más viejo Carlos. 3, 2 ,1 inmersión... mientras lo oimos susurrar ese verso de Machado... y cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos del mar.

1 comentario:

juliana Gómez O dijo...

hsos lo mas , te adoro................