viernes, 20 de marzo de 2009
requiem a las azoteas
Brisa fresca que entra por la ventana y mueve la cortina como los gestos de las madres que regañan a sus hijos. Es época de nubes pasando desapercibidas, desviando la mirada para no ver a ese pariente molesto, confundiéndose las unas con las otras, o disimulando de pura vergüenza. Y es mentira que rasquen su barriga las antenas de televisión ya que las nubes viajan alto y aunque no fuera así las antenas no sirven para ir rascando barrigas cunilímbicas, que dirían ellas. Salvar a algún niño travieso de una caída desde la azotea, para eso sí. El niño candoroso que se asoma para ver los pechos incipientes de la vecinita de enfrente y se imagina que saben a flan, abre la boca grande y los aspira de una bocanada. Uno, dos. Dulce vecinita. Benditas antenas de televisión.
Álvaro mira por la ventana. Es raro que aún no haya empezado a llover. Una gaviota aventurera traza círculos en el cielo y se deja llevar por las corrientes de aire. Las otras chillan desde sus escondites como bebés hambrientos. Se fija en las antenas de televisión, y se imagina equilibristas andando por los finos hierros y gimnastas dando vueltas como si de una barra fija se tratasen. Con la televisión por cable y todos esos avances tecnológicos incomprensibles, pronto llamarán a nuestros timbres los chatarreros mintiendo y exclamando ¡correo comercial! para robarnos nuestro horizonte oxidado. O, en el mejor de los casos, en un futuro se consideren un objeto de coleccionista y le hagan uno de esos grupos de nombre absurdo en el facebook. Digámosle adiós, pues, a la fotogenia de las ciudades y sus miles de peinetas metálicas inservibles.
(fuckin TDT... donde esté el ruido de un viejo televisor)
jueves, 19 de marzo de 2009
George Best
"En 1969 dejé las mujeres y el alcohol, fueron los peores 20 minutos de mi vida"
"He gastado mucho dinero en mujeres, coches y alcohol. El resto lo he despilfarrado"
Estos goles y estas dos perlas sintetizan la esencia de Best. Héroe de la clase obrera, bebedor y mujeriego de encanto natural, futbolista excepcional, cuenta la leyenda que a alguna de sus innumerables amantes se les ha aparecido en sus camas después de muerto. The Belfast boy siguió bebiendo hasta su final, aun después de someterse a un transplante de hígado. Abajo Maradona!!! (es el único que no sabe que aun no ha dejado la coca)
Keep on running, George Best!!!
Una cuestión...¿porqué los jugadores de ahora cuando marcan lo celebran corriendo como si fueran vendedores del topmanta perseguidos por la pasma?
Como dijo el gran Rubianes, en la pelota está la droga. Que se entere Garzón.
miércoles, 18 de marzo de 2009
cotidiano particular I: calculadora solar
Ayer en el metro se sienta a mi lado un señor que hubiera parecido muy elegante en los 70, pero hoy solo es un señor con pinta de comprador compulsivo, (de gusto exquisito, eso sí)del Humana. Calvo y con gafas grandes. Digna su raya al lado que aunque sin pelo seguía surcando su cabeza, y su graduación desfasada(tal vez la que tenía en los 70) Pero lo más extraño es la calculadora solar que regularmente saca para hacer múltiples y complicadas operaciones para acabar siempre con el mismo resultado: 21345. Pienso en sueldo, en hipoteca, en cuponazo, en días de vida... pero la extraña y absurda forma en que llega a ese resultado me las hace descartar todas y dejarme con la duda...
viernes, 6 de marzo de 2009
Los reyes están muertos
Los reyes están muertos:
ya no les harán daño a nadie
(Sisa llovizna en mi habitación)
La monótona pianola
escala las paredes
sin llegar nunca a la cumbre.
Nenúfares en el sepulcro inundado de llanto.
Monárquicos de banderas cosidas a los párpados,
tramposos que se auto-coronan cada seis de Enero
y dejan que los niños lloren,
siguen apesadumbrados el cortejo.
Es ahora el turno de los apátridas:
escupen éstos con la cabeza bien alta.
El rey se enfada y la reina se sonroja,
príncipes y princesas naufragan
en sus barquitos de papel.
Hay quien tira monedas
y quien se ensaña con piedras.
Los reyes están muertos,
pero seguirán siendo felices
porque están hechos de oro
(la anciana sin sujetador los recuerda con nostalgia)
ya no les harán daño a nadie
(Sisa llovizna en mi habitación)
La monótona pianola
escala las paredes
sin llegar nunca a la cumbre.
Nenúfares en el sepulcro inundado de llanto.
Monárquicos de banderas cosidas a los párpados,
tramposos que se auto-coronan cada seis de Enero
y dejan que los niños lloren,
siguen apesadumbrados el cortejo.
Es ahora el turno de los apátridas:
escupen éstos con la cabeza bien alta.
El rey se enfada y la reina se sonroja,
príncipes y princesas naufragan
en sus barquitos de papel.
Hay quien tira monedas
y quien se ensaña con piedras.
Los reyes están muertos,
pero seguirán siendo felices
porque están hechos de oro
(la anciana sin sujetador los recuerda con nostalgia)
Hombres fuertes
Hombres fuertes,
con más pelo en el pecho que en la cabeza,
dan paladas a la noche.
Espantan a las abejas estos hombres de espalda ancha
pues florece el dorso de sus manos por el sudor
mientras empujan el horizonte de los viajes:
lo deslizan a través de las ventanillas
ante espectadores absortos y ojerosos.
Trabajan los hombres sudorosos,
el perfil del universo en la vena que recorre su sien,
enderezando todos los cuadros torcidos
de todas las paredes,
de todas las casas.
Clases magistrales de coraje,
de morir por el empate,
por un beso...
y agotados por la batalla,
aflojarán la luna del firmamento y volverán a casa a tientas.
Hombres fuertes,
con más pelo en el pecho que en la cabeza...
con más pelo en el pecho que en la cabeza,
dan paladas a la noche.
Espantan a las abejas estos hombres de espalda ancha
pues florece el dorso de sus manos por el sudor
mientras empujan el horizonte de los viajes:
lo deslizan a través de las ventanillas
ante espectadores absortos y ojerosos.
Trabajan los hombres sudorosos,
el perfil del universo en la vena que recorre su sien,
enderezando todos los cuadros torcidos
de todas las paredes,
de todas las casas.
Clases magistrales de coraje,
de morir por el empate,
por un beso...
y agotados por la batalla,
aflojarán la luna del firmamento y volverán a casa a tientas.
Hombres fuertes,
con más pelo en el pecho que en la cabeza...
Atlas
El sueño llega: tarde de agosto.
Piquetes soñolientos reclaman sombra para todos.
Proclamas de ronquidos y nostalgia.
El joven estudiante de geografía se duerme:
la cabeza apoyada en el Atlas,
la mejilla pegada al papel por el sudor:
España se hunde en el mapa
en una frágil siesta colectiva,
himno nacional apesadumbrado
por el bostezo profundo
del más bello fin del mundo.
Buscará en vano debajo del pupitre
el pequeño y sobresaltado estudiante de geografía,
España, Portugal y un suspiro de África,
hasta que su mamá llegue,
y con el dedo mojado en saliva
borre las fronteras y los ríos de su mejilla.
Piquetes soñolientos reclaman sombra para todos.
Proclamas de ronquidos y nostalgia.
El joven estudiante de geografía se duerme:
la cabeza apoyada en el Atlas,
la mejilla pegada al papel por el sudor:
España se hunde en el mapa
en una frágil siesta colectiva,
himno nacional apesadumbrado
por el bostezo profundo
del más bello fin del mundo.
Buscará en vano debajo del pupitre
el pequeño y sobresaltado estudiante de geografía,
España, Portugal y un suspiro de África,
hasta que su mamá llegue,
y con el dedo mojado en saliva
borre las fronteras y los ríos de su mejilla.
lunes, 2 de marzo de 2009
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