Pensó en una ciudad en la que las respuestas siempre son vagas. Ante la duda de como llegar al jardín botánico te detallaban el camino falso y el correcto, el idílico, el tenebroso, el largo, el corto; y todo eso sin saber cual era cual.
Allí perdí a Lura. Un anciano nos obligó a ir cada uno por un lado. Lura girando la esquina con la determinación del que sabe lo que quiere, ignorando yo si se dirigía a nuestro encuentro o hacia su destino, fuera ese cual fuera. Yo me quedé titubeante, mirando al viejo con una mezcla de resentimiento y pavor.
"Hijodeputa" pensé. "Lura" susurré.
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