Acordamos no hablar con nadie de lo que había pasado. Alicia tenía sangre reseca en la comisura del labio inferior. Se la limpié como lo hacen las tías abuelas al tratar de borrar las huellas de sus pintalabios de las mejillas de sus ahijados. Pulgar y saliva ante los ojos despavoridos de los pequeños. Alicia en cambio me sonríe con una mirada cómplice.
- No se lo diremos a nadie- mientras se acerca introduce el final de su frase entre mis labios. Un nadie que busca mi lengua y la acaricia, sus labios prensan mi labio superior y el sabor de la sangre que vuelve a manar de la pequeña herida me da ganas de sorber como un vampiro. Muerdo y nuestros dientes entrechocan. Ella alborota mi pelo, yo atraigo su cabeza con violencia contenida hacia mi hombro y muerdo su nuca. Al levantar la vista veo el cuerpo sin vida que yace en el suelo junto a nosotros. Nuestras respiraciones desbocadas lo hacen por todos los que lo han dejado de hacer esta noche. Apretamos la frente en la del otro con los ojos cerrados amansando la bestia que crece en nuestro interior. Parece que falta poco para que amanezca, y pensar que hace unas horas ni nos conocíamos, yo pedía una Coca-cola XL en el bar del cine y la miraba de reojo mientras ella no se decidía que chocolatina comprar.
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2 comentarios:
genial..............
M'encanta
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