El señor Sequoia agacha levemente la cabeza
para no golpearse con el quicio de la puerta.
Es barbilampiño, pero todo el mundo lo sabe reaccionario:
no es de los que tira la piedra y esconde la mano,
sino que lo hace a la inversa,
y nunca encuentra la mano con la que tirar la piedra....
a la fuerza ha aprendido a perdonar.
Hay quien dice lo viejo que es,
que ya ha vivido dos posguerras y que no sabe leer
porque nunca ha creído a los que dicen
que leer es como viajar sin necesidad de moverse.
Y es que el señor Sequoia enferma
si no va en tren un solo día.
Recordar es desatarse los cordones de los zapatos
para olvidar cómo atártelos de nuevo,
y mientras piensas en lo que ha dicho
te saca una Polaroid y la guarda en una pequeña carpeta
de la que sobresalen cientos de ellas.
Nunca mira al cruzar la calle y,
a veces, se aprieta los ojos con las yemas de los dedos
para luego ver borroso y no distinguir a la persona que no tiene ganas de saludar.
Y cuando alguien le dice que con el dictador se vivía mejor
El señor Sequoia esconde su mano y luego es incapaz de encontrarla.
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3 comentarios:
esta bueno... , lo puedo poner de portada en mi proximo trabajo? , el que tendre que repetir y te entrevistare de nuevo pero mejor , besos
por si nos sabes quien soy tu fan y tu piedra en el zapato....
me gusta el señor Sequoia.
me gusta no distinguir a veces a la gente y perder mi mano de vez en cuando....
al señor sequoia le gustas tu, y cuando le gusta alguien sonrie como un niño dormido.
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